El consumo de cigarrillos electrónicos entre jóvenes crece a ritmo alarmante. Cambios demográficos, estrategias de la industria y desafíos para la salud pública se entrelazan en una tendencia preocupante.

El uso diario de cigarrillos electrónicos entre adolescentes escaló de manera significativa en los últimos años, mientras se observa una creciente dificultad para abandonar el hábito. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre el peligro de una nueva ola de adicción a la nicotina en jóvenes, impulsada por la proliferación de estos dispositivos y las tácticas de la industria para atraer a este grupo vulnerable.
Un reciente informe de la Keck School of Medicine of USC aporta datos sobre este fenómeno: aunque las tasas generales de vapeo adolescente han caído en Estados Unidos desde 2019, quienes persisten en el consumo muestran signos de mayor adicción.
Entre 2020 y 2024, la proporción de jóvenes que vapean a diario se incrementó del 15,4% al 28,8%. A su vez, creció el porcentaje de usuarios diarios que intentan dejar el vapeo sin éxito, pasando del 28,2% al 53%. Estos datos, obtenidos a partir de encuestas a más de 115.000 estudiantes de secundaria en Estados Unidos, revelan una tendencia que, según la OMS, detecta reflejos en otras regiones del mundo.
La relación entre mayor regularidad en el consumo y dificultad para dejarlo marca un ciclo preocupante: adolescentes que, lejos de disminuir su dependencia, se ven arrastrados a un hábito cada vez más difícil de romper.
Una adicción creciente y más difícil de abandonar
El informe global de la OMS sobre consumo de tabaco y proyecciones hasta 2030 estima que más de 100 millones de personas vapean en todo el mundo, incluidos al menos 86 millones de adultos y unos 15 millones de adolescentes de entre 13 y 15 años.
En los países con cifras disponibles, los adolescentes presentan, en promedio, nueve veces más probabilidades de vapear que los adultos. Jeremy Farrar, subdirector general de Promoción de la Salud y Prevención y Control de Enfermedades de la OMS, señaló que cerca de 40 millones de adolescentes entre 13 y 15 años consumen tabaco, lo que representa uno de cada diez niños en el mundo.
Farrar denuncia que las industrias del tabaco y la nicotina se dirigen “deliberadamente” a la próxima generación con productos nuevos y, con frecuencia, no regulados.
El “endurecimiento” de los usuarios, identificado por la Keck School of Medicine of USC, describe cómo, a medida que baja el consumo general, los jóvenes que persisten en el vapeo desarrollan más dependencia y encuentran mayores barreras para dejarlo.
Por su parte, Abbey Masonbrink, profesora asociada clínica de pediatría y directora de investigación en el Children’s Hospital Los Angeles, afirma: “El aumento del vapeo diario y el creciente número de jóvenes que intentan dejarlo implica que estos jóvenes enfrentan un nivel severo de adicción a la nicotina”.
Masonbrink subraya la urgencia de reforzar los esfuerzos de tratamiento y prevención, ya que los dispositivos actuales pueden suministrar concentraciones y volúmenes de nicotina superiores a los de generaciones previas.
Fuente: Infobae