En un contexto donde la tuberculosis muestra un preocupante aumento en Argentina, pasando de 13.000 casos en 2023 a más de 15.000 en 2024, el Ministerio de Salud de la Nación eliminó la Coordinación de Tuberculosis y Lepra, una decisión que generó alarma en organizaciones sociales y especialistas en salud pública.
Una enfermedad en crecimiento
La tuberculosis, considerada una enfermedad controlada por décadas, vuelve a ganar terreno, agravada por el aumento de la pobreza y las precarias condiciones laborales. Este resurgimiento no es exclusivo de Argentina, pero se intensifica en un país con sistemas de salud sometidos a desafíos estructurales.
Nancy Ballestin, del Observatorio Tuberculosis Argentina, expresó su preocupación: “Aunque algunos piensan que la tuberculosis es cosa del pasado, está aumentando, y no solo en nuestro país. Si las personas abandonan el tratamiento, el bacilo se vuelve resistente. Argentina aún no enfrenta grandes niveles de multirresistencia, pero si eso avanza, estaremos en problemas graves”.
Cierre de la Coordinación: ¿un simple reordenamiento?
La eliminación de la Coordinación de Tuberculosis y Lepra forma parte de un reordenamiento del Ministerio de Salud bajo la gestión de Mario Lugones, que implicó la supresión de 15 dependencias, incluyendo áreas críticas como la de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (Dadse). Según el ministerio, no se trata de un desmantelamiento, sino de una «reducción de cargos jerárquicos», con funciones transferidas a otras áreas.
En el caso de la tuberculosis, las competencias recaen ahora en la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, hepatitis virales y tuberculosis. Sin embargo, los críticos sostienen que la decisión desatiende las particularidades de esta enfermedad.
Ballestin cuestionó la medida, destacando la labor de la coordinadora eliminada, Marcela Natiello, una médica neumonóloga que llevaba más de una década al frente del programa: “Su seguimiento era minucioso, desde alertar sobre medicamentos próximos a vencer hasta liderar reuniones con las provincias. Ahora, la responsabilidad recaerá en una sola persona para cuatro patologías, lo que pone en riesgo la efectividad del control”.
Reacciones y acciones colectivas
La eliminación de la coordinación generó una reacción inmediata en la sociedad civil. Organizaciones de trabajadoras sociales, médicos y activistas se reunieron en estado de alerta, planificando acciones como un abrazo simbólico al Ministerio de Salud y la presentación de notas de reclamo.
El Frente Nacional por la Salud de las Personas con VIH, Hepatitis y Tuberculosis también se manifestó, calificando la medida como parte de un «desguace del Ministerio» y exigiendo que se convoque a la Comisión Nacional correspondiente para garantizar derechos y políticas efectivas.
Riesgos para la salud pública
Mario Rovere, director de la Escuela de Gobierno en Salud “Floreal Ferrara”, advirtió que descuidar la tuberculosis podría derivar en resistencia antimicrobiana, uno de los mayores desafíos contemporáneos de salud pública. “El abandono del control de la tuberculosis podría ser denunciado ante tribunales internacionales por negligencia”, afirmó.
La tuberculosis no solo afecta a individuos, sino que también representa un riesgo colectivo debido a su transmisión, especialmente en entornos vulnerables como cárceles o zonas de alta densidad poblacional.
Un sistema en jaque
Con décadas de trabajo en control de tuberculosis, Argentina enfrenta ahora el desafío de sostener políticas públicas que no solo reduzcan los casos, sino que también eviten la aparición de cepas resistentes. Los especialistas insisten en que un enfoque integral y la presencia de personal especializado son esenciales para combatir esta enfermedad, que no distingue fronteras provinciales ni barreras sociales.
Fuente: Tiempo Argentino.