El pasado 15 de septiembre de 2024, el expresidente Donald Trump fue blanco de un nuevo intento de asesinato mientras se encontraba en su club de golf en West Palm Beach, Florida. El Servicio Secreto detectó a un hombre armado, identificado como Ryan Wesley Routh, que portaba un rifle AK-47 con mira telescópica. Aunque Routh no logró disparar, los agentes lo divisaron agazapado en unos arbustos cerca del campo donde Trump jugaba, a unos 300 metros del expresidente.
Los agentes del Servicio Secreto dispararon, lo que obligó al atacante a huir en una camioneta, y la policía local lo detuvo minutos más tarde. Este es el segundo intento de asesinato contra Trump en menos de tres meses, lo que ha generado una ola de críticas sobre las fallas en la seguridad por parte del Servicio Secreto.
Cuestionamientos al Servicio Secreto
A pesar de haber neutralizado la amenaza, las críticas se centran en la lentitud para detectar la presencia del atacante. Routh habría estado merodeando la zona durante horas antes de ser detectado, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre las medidas preventivas que rodean a la protección de Trump. En Truth Social, el propio expresidente felicitó al Servicio Secreto, aunque expertos en seguridad señalan que el hecho de que el atacante haya llegado tan cerca representa una «grave falla».
Reacciones desde la Casa Blanca
El presidente Joe Biden también expresó su alivio por la seguridad de Trump, destacando la importancia de dotar de más recursos al Servicio Secreto para garantizar la seguridad de las figuras políticas del país. Las tensiones políticas actuales han provocado un incremento en las amenazas y ataques, por lo que el Congreso estudia un aumento en el presupuesto destinado a esta agencia.
Este incidente refuerza el clima de incertidumbre y polarización que rodea las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos, donde la seguridad de los principales candidatos está bajo escrutinio constante.
Fuente: EFE.