Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Desde 2003, el objetivo ha sido visibilizar esta problemática y recalcar que, a pesar de su gravedad, el suicidio es un fenómeno prevenible.
¿Sabías que es una problemática multicausal?
Esto significa que las problemáticas relacionadas al suicidio en jóvenes y adolescentes no están arraigadas a un único problema o causa.
Por eso las prácticas de cuidado en nuestras comunidades deben ser colectivas, buscando promover la escucha activa, la empatía y la difusión de herramientas en todos los ámbitos sociales.
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Cifras globales y la realidad argentina
“El suicidio es una crisis de salud pública que trasciende fronteras. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren por suicidio más de 720.000 personas, lo que representa el 1.1% de las muertes mundiales, es decir, una de cada 100 muertes. Este problema es especialmente agudo en países de ingresos bajos y medios, donde ocurren casi tres cuartas partes de los suicidios a nivel global. Afecta mayormente a los jóvenes, siendo la tercera causa de muerte entre personas de 15 a 29 años. En cuanto al género, aunque las mujeres tienen más intentos de suicidio, los hombres son cuatro veces más propensos a quitarse la vida, a menudo usando métodos más letales”, sostiene la doctora Linda Cozzarin (MN 153.060), médica psiquiatra miembro del equipo de Psiquiatría de INECO.
“En Argentina, la situación es igualmente alarmante, especialmente en los intentos de suicidio. Un informe del Ministerio de Salud de la Nación reveló que entre abril de 2023 y abril de 2025 se notificaron 15,807 intentos, un promedio de 22 intentos por día. El grupo etario más afectado son los adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años, un dato que se alinea con las tendencias globales”.
Factores de riesgo y de protección
Comprender la complejidad del suicidio implica identificar la interacción entre los factores de riesgo y de protección. Los factores de riesgo se extienden a lo largo de varios niveles, desde el social hasta el individual, e incluyen:
- Factores psicológicos y psiquiátricos: Depresión, trastornos de ansiedad, abuso de sustancias, impulsividad e historial de intentos de suicidio.
- Factores sociales y familiares: Aislamiento social, conflictos, pérdida de un ser querido, violencia intrafamiliar, acoso y discriminación.
- Factores ambientales y situacionales: Problemas económicos, acceso a medios letales y situaciones de conflicto. Dificultades en el acceso a la salud.
- Factores biológicos y genéticos: Trastornos físicos crónicos, dolor insoportable y antecedentes familiares de trastornos mentales o suicidio.
Cada año más de 720.000
Cada año más de 720.000 personas pierden la vida por suicidio en el mundo, según la OMS, lo que representa el 1,1 por ciento de las muertes globales.
Estos factores rara vez actúan de forma aislada; más bien, se acumulan para aumentar la vulnerabilidad de una persona. Si bien la relación entre el suicidio y los trastornos mentales es sólida, muchas decisiones suicidas también son impulsivas y ocurren en momentos de crisis extrema.
Por otro lado, los factores de protección actúan como amortiguadores ante estos riesgos. Entre ellos se encuentran las relaciones interpersonales fuertes, las creencias religiosas o espirituales y el uso de estrategias de afrontamiento positivas. Fomentar estos factores es clave para fortalecer la resiliencia de las personas y prevenir la conducta suicida.