Ucrania ejecutó el ataque con drones más masivo desde el inicio de la guerra, con más de 300 aparatos no tripulados impactando diversas regiones de Rusia, incluida Moscú. Kiev justificó la ofensiva como una medida de presión para que el Kremlin acepte una tregua aérea. Sin embargo, Rusia denunció que el ataque tuvo como objetivo infraestructura civil y prometió represalias.

El ataque: más de 300 drones y dos muertos en Moscú
La madrugada del martes, las defensas antiaéreas rusas derribaron 337 drones ucranianos en distintas partes del país. Según el Ministerio de Defensa de Rusia, 91 de estos aparatos fueron abatidos en las afueras de Moscú, en lo que el alcalde de la capital, Serguéi Sobianin, calificó como el “ataque más masivo registrado contra la ciudad”.
A raíz del ataque, al menos dos personas murieron y 14 resultaron heridas en la región de Moscú. Una de las víctimas fatales fue un guardia de seguridad de un estacionamiento en Domodédovo, donde un dron impactó y provocó un incendio que destruyó más de 20 vehículos. La segunda víctima, un hombre de 50 años, falleció en el hospital a causa de las graves heridas.
Además, las operaciones en los aeropuertos de Moscú fueron suspendidas durante varias horas debido a la amenaza aérea, lo que generó retrasos en múltiples vuelos.
El epicentro del ataque: Kursk y otras regiones estratégicas
Aunque Moscú fue el blanco más simbólico del ataque, la región de Kursk fue la más golpeada, con 126 drones interceptados. Las fuerzas rusas intentan expulsar desde agosto a tropas ucranianas que controlan parte del territorio en esa zona fronteriza.
El resto de los drones fueron derribados en distintas provincias rusas:
- Briansk (38)
- Bélgorod (25)
- Riazn (22)
- Kaluga (10)
- Lípetsk (8)
- Oriol (8)
- Voronezh (6)
- Nizhni Nóvgorod (3)
Este despliegue demuestra la capacidad de Ucrania para atacar en profundidad el territorio ruso, alcanzando no solo objetivos militares, sino también zonas de gran valor estratégico.
La estrategia de Kiev: presionar para un alto el fuego aéreo
Desde Kiev explicaron que la ofensiva busca forzar a Rusia a aceptar una tregua aérea. Según Andrí Kovalenko, jefe del Centro contra la Desinformación del Consejo para la Seguridad Nacional de Ucrania, el ataque “es otra señal para Putin de que debe estar interesado en un alto el fuego en el aire”.
Kovalenko subrayó que la elección de los objetivos en Moscú responde a una lógica de escalada calculada: si hasta ahora los ataques con drones ucranianos se habían centrado en refinerías rusas, esta incursión demuestra que la propia capital puede ser vulnerable.
El ataque ocurrió horas antes de la reunión en Yeda, Arabia Saudita, entre delegaciones de Ucrania y Estados Unidos, encabezadas por Andrii Sybiha y Marco Rubio, respectivamente, para discutir posibles negociaciones de paz con Rusia.
La respuesta del Kremlin: acusaciones y promesas de represalias
El gobierno ruso no tardó en reaccionar. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, acusó a Ucrania de apuntar contra infraestructura civil. “El régimen de Kiev golpea la infraestructura social y edificios de viviendas”, afirmó, en contraste con la postura oficial rusa, que sostiene que sus ataques solo tienen como objetivo instalaciones militares ucranianas.
Peskov también elogió la labor de las defensas antiaéreas, asegurando que su eficacia evitó un número mayor de víctimas. Al mismo tiempo, confirmó que el presidente Vladímir Putin fue informado inmediatamente sobre el ataque.
En Rusia, algunos políticos ya exigen represalias contundentes contra Ucrania, lo que eleva aún más la tensión en el conflicto. Mientras tanto, el ataque con drones marca un nuevo punto de inflexión en la guerra, con Ucrania mostrando su capacidad para golpear el corazón de Rusia en un intento por forzar negociaciones en sus propios términos.
Fuente: EFE.