Ariel “Guille” Cantero, líder de la temida banda narco “Los Monos”, ha vuelto a generar controversia. Desde la cárcel de Marcos Paz, donde cumple condenas que suman 113 años de prisión, Cantero solicitó ser reconocido como mujer. Sin embargo, la maniobra no está relacionada con una búsqueda genuina de derechos de género, sino con el intento de ampliar el número de visitas que recibe, permitiéndole seguir operando su organización desde la prisión.
Cantero, considerado un preso de alto riesgo, ha enfrentado estrictas restricciones en sus visitas. Actualmente, solo sus dos hijos menores de edad y dos hermanos tienen permitido verlo. Con muchos de sus familiares asesinados o encarcelados, el líder narco buscó incorporar a personas de su círculo cercano bajo la figura de “novios”, lo que justificaría el acceso de visitantes masculinos.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, confirmó que Cantero presentó al menos diez hábeas corpus en los que manifestaba su autopercibimiento como mujer, con la intención de recibir visitas de hombres. Sin embargo, los jueces federales rechazaron todas las solicitudes, argumentando que se trataba de una maniobra fraudulenta.
Control desde la prisión
El interés de Cantero en aumentar las visitas responde a su necesidad de mantener el control sobre “Los Monos” desde la cárcel. La comunicación directa con sus colaboradores es crucial para dirigir las operaciones de la banda, que ha dominado el tráfico de drogas en Rosario durante más de una década.
En abril de este año, se le prohibió el uso de teléfonos públicos tras una resolución del juez federal Jorge Rodríguez, quien consideró que Cantero continuaba liderando la organización desde la prisión. Esta medida fue impulsada después de una serie de homicidios en Rosario, presuntamente ordenados desde las cárceles.
Corrupción y privilegios carcelarios
La influencia de Cantero dentro del penal no es nueva. En 2020, pagó 100.000 dólares a oficiales penitenciarios para obtener acceso privilegiado a una línea telefónica fija. Esta línea, instalada con la complicidad de guardias, le permitía sortear la deficiente señal de celular en la cárcel y comunicarse con el exterior.
El líder de “Los Monos” también habría sobornado a guardiacárceles para garantizar condiciones de detención más favorables. Sin embargo, estas maniobras han sido detectadas y sancionadas, lo que ha reducido significativamente sus beneficios dentro del penal.
La amenaza latente desde las cárceles
El caso de Cantero refleja una problemática más amplia en el sistema penitenciario argentino. Según el Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Santa Fe, siete de cada diez homicidios en Rosario son ordenados desde las cárceles. Esta realidad pone en evidencia las dificultades del sistema para evitar que líderes narco sigan operando tras las rejas.
El intento de autopercibirse mujer para ampliar visitas es solo una de las muchas estrategias utilizadas por Cantero para mantener su poder. Las autoridades continúan en alerta, conscientes de que cada medida tomada dentro del penal puede tener repercusiones en la seguridad de las calles.