A partir del lunes, el precio de los combustibles volverá a sufrir un incremento promedio del 2,5% en todo el país. Este ajuste, que se suma a una serie de aumentos previos, llevará el costo de todas las versiones de nafta y gasoil a superar los $1.000 por litro, un valor que no se registraba desde hace 32 años.

La suba está motivada principalmente por la devaluación mensual del peso, en torno al 2%, que el Poder Ejecutivo permite. A pesar de que el equipo económico de Javier Milei decidió postergar la actualización de los impuestos a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), desde la Secretaría de Energía habilitaron un ajuste adicional de 1% en los surtidores.
Con este nuevo aumento, el litro de nafta súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires, que actúa como referencia en el mercado, pasará de $992 a $1.016. Este incremento refleja las dificultades económicas que enfrenta la población ante la constante escalada de precios, sin que se vean medidas efectivas para contenerlos.
Un nuevo golpe al bolsillo de los consumidores, en un contexto de alta inflación y devaluación, donde los precios de los combustibles han sido uno de los principales factores de presión sobre el costo de vida.
Fuente: Ámbito.